Está situado más abajo del Partidor, frente a Ricabacica. Tal vez pudiéramos encontrar su origen en la palabra árabe Sahel, que significa «ribera», ya que está situado en la misma margen izquierda del Chícamo.
Aquí han aparecido los yacimientos arqueológicos más importantes descubiertos en Abanilla. En 1908 se encontró valioso material histórico: monedas, vasijas, cristales, capiteles, ánforas, candiles e incluso enterramientos.
Aparecieron también algunas esculturas de terracota y una escultura de origen ibérico. Se confirma la existencia de un yacimiento ibérico probablemente encima de otra argárica, ubicada en el subsuelo de la colina.
Entre los años 1931 y 1939 se hizo el camino de Abanilla al Cantón y Los Martínez, camino que pasaba por esta zona arqueológica. Durante las obras de explanación se encontraron diversas ánforas que servían de recipientes para aceite, agua y vino; pilas de baño y antiguas canalizaciones de riego, todo de origen romano.
En 1957, cuando se labraba una parcela aparecieron unos sillares. Los técnicos del Museo Provincial de Murcia delimitaron perfectamente los cimientos de una villa rural romana.
Para recoger los drenajes de Sahués, el Zurca y la rambla de Balonga, abundantes en otras épocas, se construyó frente a Mahoya el azud de la Huerta, que data del siglo XVIII, y cuyas aguas se conducían para regar la cañada de los Pereteros y Mafraque. Cuando estas canalizaciones fueron destruidas por una riada, sus aguas se canalizaron y sirvieron para accionar el molino que está junto al puente, y el de la cal de Santa Ana. A través del acueducto de Sahués las aguas, después de su partición (en el Partidor), pasan a la margen izquierda para regar El Sahués. Este acueducto data del siglo XVII.
La Ermita del Llano de Sahués, construida en 1949, aparece junto a la carretera que conduce a Macisvenda. Se encuentra en la actualidad en un avanzado estado de deterioro y es de propiedad particular.