Esta pedanía bordea la raya divisoria con Alicante. Su sierra, con las explotaciones de mármol rojo, cantón o coralito, constituye una importante fuente de riqueza. Ha sido la pedanía menos influenciada por el habla del valenciano, ya que fue poblada por castellanos antes de la desamortización.
Es de destacar la tradición del encaje de bolillos y se hacen las puntillas conocidas como «la marquesa, la greñúa, el jardín y el pensamiento». Otra tradición es la elaboración de las jareas de higos, que se hacen caseramente abriéndolos y poniéndolos a secar al sol; después se unen, se aprisionan y se guardan. Al momento de consumirlas, se les ponen almendras.